La lluvia, va cayendo lentamente, cobrando fuerza; yo juego mi papel de observador con nostalgia ilimitada, siempre.. sentado en la ventana.
Dejo mi libro, textos y versos llenos de dramas y emociones para mi apacible corazón y visualizo imágenes, contemplo un pasado incompleto, recuerdos borrosos intangibles, inalcanzables. Pienso en lo que me rodea, en lo que existe, en lo que dejó de existir y en la soledad, compañera de dias grises.
Lluvia, siempre llueve el día que nací; amargas penas que va llorando un cielo triste, al momento de desprenderse de mi cuerpo..
Lo extraño es que en mis sueños también veo llover, y aún no encuentro los colores mientras duermo, las imágenes se siguen proyectando en tonalidades de gris.. aunque sí, recuerdo aquel sueño en el que se formaban ríos de angustias y gotas de mar, anteponiendo distancias abismales entre nuestros cuerpos.
En tus sueños también llueve, la gente se arremolina entre nosotros y nunca podemos encontrarnos en el punto acordado, y ese lugar se vuelve tan doloroso, tan ajeno a nuestra voluntad. Únicamente logro conciliar mi sueño cuando despierto y te imagino viajando a mi lado, ayudandome a buscar mi pasado, a cultivar mi raíz.
Estas palabras que escribo a veces se sienten tan vacías, se arremolinan en mi cabeza, derritiendose entre mis dedos, se encuentran separadas por mares de tiempos, culturas incompatibles y felicidades ilusorias de distintas sintonías. Es por eso que reacciono con impaciencia, atrapado entre la infancia y la madurez, escapando sin sentir, pensando sin pensar.
Ahora solo queda un poema, un verso que nos une, aquel que tu leiste mientras yo leía, y yo me imaginaba dibujando una sonrisa en tu boca, tu desdibujaste mi recuerdo, cantabas de día, yo soñaba de noche.. a veces es mejor asi, amando sin pensar.