miércoles, 24 de octubre de 2007

10:00 a.m.

Me encantan las mañanas.. hoy me lo vuelvo a reafirmar

Siempre me ha llamado la atención la dualidad Noche/Día que maneja el ser humano, en mí suele ser bien fuerte. Creo que somos seres completamente distintos, dependiendo de las posiciones de la luz y del tamaño de la luna. Debe existir entonces un punto del día, que alcance nuestra máxima concentración de energía, donde como ser humano podemos alcanzar nuestro mayor potencial.

Hoy tuve una leve sospecha que mi hora cósmica designada por el universo (para que suene exótico) es 10.00 am.

Un día soleado, con un cielo despejado suele despertar mucha alegría en mi espíritu. A esa ecuación se suma la sombra que los árboles proyectan sobre la acera y el clima único que produce este país (una especie de brisa templada-soleada que crea en mi cabeza una noción de perfección climática).

Recorrer las calles, con pausa, sin prisa, pensar en momentos gratos que he vivido en esta precisa esquina que recorro por segunda vez, imaginar que conozco a esa persona que me sonríe mientras pasa a mi lado, y sentarme en un café por un rato a leer un poema, continuar caminando, sin rumbo fijo, dejar que las ocupaciones pendientes sean olvidadas por momentos y sentir alegría, simple e infantil.

No se si tiene sentido, pero toda esta reflexión desordenada perduró por los breves minutos de mi caminata a lo largo de una calle que quisiera recorrer por años y meses, compartirla con la gente que quiero, ir haciendo escala en los lugares que me gustan y que el tiempo permanezca fijo, el sol también, que la sombra de los árboles se refleje constantemente en el mismo ángulo y mi mente pueda pensar que es tan linda la mañana, que es tan rico sentir esta brisa en mi piel, cuando salgo a caminar sin rumbo, siempre que haya sol y sean las 10 de la mañana.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Reencuentros

-vuelo 327 de TACA con destino a Panamá, ahora abordando por la puerta 5A-

"Siempre me han gustado los aeropuertos, ver a la gente en constante movimiento, puntos de transición entre redes aéreas, que conectan invariablemente la humanidad de diversos paralelos y latitudes."

Ese día tomó un taxi, al centro. Ella no sabía que él había regresado.
Se dirigió a un bar cercano y ordenó un café con leche, un periódico para pasar el tiempo. Luego de darle tres vueltas al crucigrama y formar algunos dibujos en el borde externo, observó fijamente a través de la ventana. Al otro lado de la calle, la acera brillaba bajo el duro sol de mediodía, la avenida desierta, abandonada, solo vuelta a vida con el ocasional paso de un carro.

"el suelo tiene sed", pensó.
Observó detenidamente el cielo, "probablemente llueva más tarde".

Entre los carros y el duro sol de mediodia se respiraba un insportable calor de cemento. Ella cambió de estación por tercera vez.

-la situación de criminalidad continúa al alza, según el reciente resultado de los indicadores publicados...-
la manecilla del radio cedió nuevamente, en vano.

Apagó la radio; intentaba distraerse, pero la idea no paraba de dar vueltas en su cabeza. Justo en esos días presintió que algo fuerte sucedería. No tenía noción clara de un que, mucho menos un como, pero se mantuvo alerta.

De vuelta en esta ciudad, se sentía como un extraño, todo había cambiado, tantos años ya. Solía ir al parque, cuando era joven todavía. Por aquella época, pasaba el tiempo imaginando sueños sin vida, divagaba por las tardes y las manecillas del reloj carecían de sentido, el tiempo era difuso.

Constantemente pensaba en dejar todo e irse a viajar por el mundo, recorrer lugares insólitos y saciar su hambre de conocimiento, que se veía limitada ese país de hambruna creativa.

Su mente se perdía con facilidad entre los colores del cielo veraniego, despejado, colmado de tonos azules cristalinos. En los días grises se hundía en el sillón, ante la impotencia de no poder escapar del tormentoso cotidiano.

Las cosas tenían poca importancia, así pasaban sus días, intentando en vano plasmar ideas en un papel en blanco, rindiendose ante el sueño borroso que era esa realidad.

Llegó tarde al almuerzo con su amiga, cita que convino en realizar para olvidarse del vago asunto que la atormentaba. Luego de hora y media de una insignificante conversación, más parecida a monólogo, se resignó a seguir dando vueltas a su preocupación.

"Recuerdo el día en que nos conocimos. Hablamos sobre la verdadera dimension del universo, mencioné de paso algunos teoremas de la cuarta dimensión (claramente intentando impresionarla). Discutimos sobre literatura latinamericana, yo concordaba con Borges y su idea del otro yo, reflejado en el mundo de las ideas. Ella se fascinaba con la poesía, y me leyó algunos de sus poemas; fue como encontrar algo que hace tiempo había olvidado que buscaba."

"Esa tarde en el parque pude observar el cielo en su mirada, mientras yacía inerte, acostada en la grama (que es como universo). Anhelaba encontrar palabras, pero siempre supe que estaban demás."

Absurdamente, estaba ahí nuevamente, intentando revivir ese momento con una llamada; aferradose al recuerdo de un instante atemporal, borroso por su prisa y sus elementos color sueño.

-¿va a querer otro café?-
-...eh... no, gracias.- replicó.
Miró su reloj, era la una.

Salió del lugar, un puño de nubes empezaba lentamente a poblar el cielo, creando sombra al sol; se preveía una tarde lluviosa.

Recorrió lentamente la calle, dobló por la izquierda, luego tomó un camino estrecho a su derecha, nunca supo exactamente hacia donde se dirigía, ni porque intentaba evitar lo inevitable. Eran notables las calles prácticamente desiertas, parece que a esa hora todos se refugiaban en sus casas, previendo lo que podía pasar.

Las cosas han cambiado, pensó.

Sacó de su bolsillo un pequeño papel. En el centro, trazado con lineas nerviosas, su nombre en azul, Adriana, 557-34897-23, tantos recuerdos que venían a su mente.

Una gota cayó repentinamente sobre el papel, la lluvia comenzaba, tomó refugio debajo de una parada de bus, sentado, solo. Pensó en el pasado, ansiandolo nostalgicamente por un momento. Rememoró su niñez, los pocos recuerdos que tenía de su distante tierra llamada patria. Recordó sus sueños de jóven (a veces le repugnaba haber cambiado tanto), suspiró.

-Adriana. ¿Me estás escuchando?-
-...-

El sonido de la lluvia la hizo volver de golpe a la realidad, replicó instintivamente a su amiga que debía marcharse, que tenía algo urgente entre manos. Acababa de recordar algo que por años había tratado de olvidar. Sabía que él regresaría, que era en vano ignorar su existencia, intentar desaparecer.

Los sentimientos encontrados de tristeza y alegría que conlleva la lluvia cuando cae, le dijeron que ese era el momento. Movido por la emoción mas que el pensamiento se dirigió hacia una cabina telefónica color rojo.

Ella supo en ese momento que regresar a casa ya no era una opción, una terrible angustia se apoderó de todo su cuerpo, las gotas no cesaban, su celular empezó a sonar, era hora ya.

-...aló...-
-...-
-...hola, siempre supe que regresarías...-

martes, 16 de octubre de 2007

noche, desvariando.

Nunca fuiste capaz de romper el marco...

...transformar tus moldes infalibles y dogmáticos, entender que eso enfrente tuyo es vida y solo sensorialmente se logra palpar. Los colores del cielo no fueron lo suficientemente irisorios, tampoco las ideas abstractas que moldeamos conversando. No encontramos tierra fertil para transformarnos en jardines, de figuras incomprensibles y con formas al azar.

Dormir tantas noches juntos bajo una bóveda circular, de lineas que tienden al infinito. Nuestro espejo que refleja el micro en el macro (o viceversa); sortilegio de mundos paralelos, capaz de las ideas mas abstractas. Aquel al que gnosticos, dogmaticos y filósofos, intentaron dar forma en su cabeza, transformarlo hasta encontrar algun ínfimo sentido, para ceder postmodernicamente a la relatividad. Crear amplias brechas de concreto, entre islas de individuos escondidos tras una máscara, una pantalla anónima; con un frío que sabe a soledad, porque hace tiempo el mundo olvidó su forma original.

Hablar por hablar, olvidar lo que es doxa y episteme, llenar vacios con consumo, desmemoriar. Vaciar el contenido de la caja metafisica, para ceder ante un nuevo imaginario, creado por moldes en masas, masticado y escupido para ser tragado, impulsivamente, hasta vomitar desde las entrañas tanta mierda y respirar por un segundo, desvariando.

Concebirme abstractamente para escapar, viajar a lo intangible por períodos intermitentes, romper el imaginario humano, reinterpretarme sin parametros, sin mediciones estandarizadas. Olvidé que el cotidiano implica anestesia, adormecimiento de sentidos, colores desteñidos que matizan reflejos tono gris.

La mente es un arma doblefilo, compuesta de ideas en forma curva, razonadora de imperfecciones, de cuyas oblongas formas brotan nuevas líneas, que trazan nuevos recorridos entre surcos de ideas, hasta alcanzar el infinito, o hacerlo mas fácil de soñar.

Nunca comprendiste, no creo que entendás. Mi monologo no suele tener fin ni comienzo establecido, presupone tus ojos en los míos y no considera tus palabras que no existen, que no coinciden con la forma en que te invento cada noche.

jueves, 11 de octubre de 2007

la existencia del ser


us and them, and after all we're only ordinary men..
-pink floyd

Comprende el siguiente ensayo corto (de palabras, no ideas) tres dimensiones del hombre, las que cohabitan a lo largo de su vida, entre los multiples niveles que abarca el imaginario humano, que nace de la creencia en una existencia lineal (o parte de la creación de una deidad eterea).*

la esencia del ser humano esta en el crear...
formar hilos plateados de ideas, reflexionar en nuestras islas, sobre el tamaño del mar intangible a nuestro alrededor, soñar en cuatro dimensiones. Deconstruir el universo. Crear consiste en tomar ese hilo, transformarlo en síntesis, en materia bi o tridimensional y crear un canal directo con los elementos de los demás, dar con un lenguaje universal.

La inocencia del ser humano esta en el soñar...
tomar el espejo, mirar nuestro otro yo, viajar a otros paralelos, en el mundo que describió Platón. Sumergirse entre las nubes borrosas y enfocar, explorar los paisajes inverosímiles de la mente que sueña. Concebir una noción de nuestro co-existir en otros planos, a los cuales estamos atados en forma cíclica, bajo un efecto dominó.

La conciencia del ser humano esta en el tiempo...
surcar entre recuerdos, lineales, paralelos; idear un antes y un despues. Crear relaciones entre causa y consecuencia. Lógicas, falacias, sofismos. Enraizarnos en marañas, redes creadas por nosotros en moldes para masas, a las cuales nos enajenamos, olvidando su origen (achacandolo al sueño de un dios). Individuo vs. colectivo, stasis, revolución, guerra, tesis-antítesis-síntesis. Encerrarnos en una caja imaginaria y olvidar la importancia de los sueños, los cuales trazan nuestro rostro en el espejo, sus lineas y honduras, las marcas que el tiempo ya dejo con su paso; crear caminos y destinos propios, sin destruir los que otros dejaron al pasar.


*Nota del autor: la segunda dimensión del ser humano, podría ser el resultado de la suma de la conciencia de todos los hombres, algo similar a un mar uniforme y vasto, donde la noción del tiempo y el espacio desaparecen por un instante, permitendo al hombre reinventarse en infinitas posibilidades, sin apegarse a esquemas predeterminados.

lunes, 8 de octubre de 2007

Hoy. Ayer.

Aqui y ahora (casualidad en esta vida no hay)...

Me marcho, dijo súbitamente.
De pronto todo ese rompecabezas mental que construí en silencio durante las últimas semanas con fragmentos de tus acciones (confusas, sin dirección), tuvo un sentido impenetrable. Se completó el recuerdo en mi cabeza y cada pieza encajó en su lugar.
Antes..
Nos conocimos bajo extrañas circunstancias, que parecían alineadas para ese propósito, pero que nunca pensé tendrían tanto impacto a lo largo de mis vidas. Compartir con ella, era como regresar a mi juventud, se me permitía olvidar responsabilidades y quedarnos todo el día en la cama, jugando con nuestros cuerpos desnudos, haciendo el amor bajo la lluvia y refugiandonos entre las sábanas. Así fueron nuestros encuentros, cada vez mas frecuentes.
Hoy...
A tiempo, de regresar el tiempo, y por un tiempo reflexionar en como cambiar el tiempo, cambiar sus estaciones y sus paralelos. Para poder reencontrarnos millones de veces, bajo distintas circunstancias, tu te podrías llamar Ariadna y yo sería Teseo, te conocería de todas las formas, inventariamos nuestros propios juegos, podríamos inclusive sortear el azar biológico, tu podrías ser un hombre y yo una mujer. Soñariamos poder dormir y soñar juntos, soñarnos en un sueño compuesto de tus pensamientos y un cielo azul-púrpura, reflejo irisorio de las multiples veces que en nuestras vidas paralelas nos volveremos a reencontrar.
Anoche...
Sueño que somos un espejo de los sueños, en ellos existimos, porque no hay tiempo ni espacio, unidos por lo etereo, desde la primera, hasta la última vida en que te descubriré. A veces me trato de engañar, en muchas vidas ignoro tus multiples partidas, pretendo fortaleza, juego a ser invisible a tus abandonos, los que me desgastan desde la distancia con tus repentinos partires, hacia mundos y aguas por mi no exploradas.
A veces...
Te sigo reencontrando, te busco incesantemente sin saberlo, pensando que puedo cambiar nuestros destinos, hacer a un lado lo inevitable y pretender que nunca nos separaremos, o que nunca nos conocimos.
Siempre...
Por la noche te sueño en otros tiempos, trazando un reflejo de lo irreal, los mares a nuestro alrededor siempre me lo dibujaron, todo lo que empieza, debe acabar, para poder volver a un comienzo, en el que los dioses soñaban la existencia del universo y nosotros eramos creados partir de barro, sin sentimientos, sin luz; pero atados, en este ciclo interminable, caleidoscopio universal.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Círculos

Llevabamos ya varios días viajando juntos, recorriendo un sendero a través del bosque. Esa noche nos acercamos a un claro en el bosque, estaba oscuro ya.

Tuve un sueño confuso; lleno de ideas, pero sobre todo colores. Era una construcción de mundos sobrepuestos, con gente conocida, perdida entre mi subconsciente e imágenes de ciudad. Una serie de cortometrajes cuyo hilo conductor era difuso, hasta que decidí por inercia ser llevado hacia un bosque, de cuyo centro semicircular nacía una bahía.

Ahí contemplé por primera vez el mar, como un perfecto espejo del cielo, un universo de líquido aqua puro. Dos muelles se extendían mar adentro, se internaban en él para nunca regresar. Estaban compuestos de fragmentos de recuerdos, un puente entre mis nostalgias y la felicidad, con matices arcoiris (y otros que inventé), que se perdían en el horizonte en forma de melodías que flotaban en el aire, para luego unirse en un eterno abrazo con el mar.


En ese universo mío, construido con trazos de todo lo que representa el dulce éxtasis de la existencia, tuve un presentimiento de haber estado antes, desde tiempos innombrables, donde los demiurgos eran soñados, para nacer y crear el universo, moldearlo entre sus manos y conjurar vida en cada paralelo de su infinitez. (Este universo esta compuesto de materiales que aún no han sido descubiertos, de una naturaleza líquida, muy similar a la que estamos compuestos los humanos, los nacidos en el paralelo 40-24, sintonizados al tiempo 13-20 universal)


En esa playa, me senté a soñar por un ciclo entero de la luna y lentamente fui dibujando una casa, en la cual tu habitabas, un templo ancestral creado por espejos y ventanas de luz. Sentada, observabas el reflejo del mar en el cielo infinito (o del cielo en el infinito mar). Escribías un poema, dejando que las palabras jugaran con tus ideas y dibujaran en un lienzo blanco versos sin sentido, pero de innata profundidad. Cobraban vida por si solos y formaban historias interminables de recuerdos de tus vidas anteriores. Yo seguía tus ríos conductuales, para ver si me llevaban a tus sentidos, hasta encontrarme con tus sueños, compuestos de los mismos colores que los míos. Recuerdo que te conocí antes de ser materia y hablar esta lengua, eras una imágen que ya había soñado a vida en otros sueños.


Desperté.
Hola, ¿viste las nubes? va a ser un lindo día. Dije.
Miró para arriba- si, probablemente lluevan sueños por la noche, me replicó.


Creo que el camino es por aquí, yo también estaba perdido. Decidimos seguir su intuición y ver por donde nos llevaba ese sendero, llegar al otro lado de este bosque semicircular, que por días y noches se reinventa cíclicamente, tan complejo cuando no se sabe que rumbo se busca, ni que se debe esperar.