miércoles, 24 de octubre de 2007

10:00 a.m.

Me encantan las mañanas.. hoy me lo vuelvo a reafirmar

Siempre me ha llamado la atención la dualidad Noche/Día que maneja el ser humano, en mí suele ser bien fuerte. Creo que somos seres completamente distintos, dependiendo de las posiciones de la luz y del tamaño de la luna. Debe existir entonces un punto del día, que alcance nuestra máxima concentración de energía, donde como ser humano podemos alcanzar nuestro mayor potencial.

Hoy tuve una leve sospecha que mi hora cósmica designada por el universo (para que suene exótico) es 10.00 am.

Un día soleado, con un cielo despejado suele despertar mucha alegría en mi espíritu. A esa ecuación se suma la sombra que los árboles proyectan sobre la acera y el clima único que produce este país (una especie de brisa templada-soleada que crea en mi cabeza una noción de perfección climática).

Recorrer las calles, con pausa, sin prisa, pensar en momentos gratos que he vivido en esta precisa esquina que recorro por segunda vez, imaginar que conozco a esa persona que me sonríe mientras pasa a mi lado, y sentarme en un café por un rato a leer un poema, continuar caminando, sin rumbo fijo, dejar que las ocupaciones pendientes sean olvidadas por momentos y sentir alegría, simple e infantil.

No se si tiene sentido, pero toda esta reflexión desordenada perduró por los breves minutos de mi caminata a lo largo de una calle que quisiera recorrer por años y meses, compartirla con la gente que quiero, ir haciendo escala en los lugares que me gustan y que el tiempo permanezca fijo, el sol también, que la sombra de los árboles se refleje constantemente en el mismo ángulo y mi mente pueda pensar que es tan linda la mañana, que es tan rico sentir esta brisa en mi piel, cuando salgo a caminar sin rumbo, siempre que haya sol y sean las 10 de la mañana.

1 comentario:

MY dijo...

Te juro que pienso lo mismo. Aunque si alguien que me conoce escucha eso va a decir que estoy loca. Me refiero a que cuando puedo dormir de mañana, lo hago hasta las doce. Pero esos días en que hago un esfuercito y me levanto temprano todo cambia. Es como si sintiera una paz inexistente a la tarde o a la noche.
Es como si hubiera algo que me pusiera alegre. Como vos decís, no tiene sentido. Pero yo digo que cualquier día de mañana para mi es tan gratificante como una tarde de octubre (lo digo así porque para mi octubre tiene un clima especial. Siempre está despejado y no hace demasiado calor, ni tampoco frío. Hay viento cálido y para mí con eso basta).
Me encanta como escribís.
Un saludo.